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Todo lo que sé sobre Daniel Villalobos

Michael Mann, Un Mapa del Mundo

Escribí el siguiente texto para presentar el libro MICHAEL MANN: UN MAPA DEL MUNDO de Daniel Villalobos hoy sábado 10 de octubre de 2015 en el Festival de Cine de Valdivia. Pueden descargar el libro en www.unmapadelmundo.cl a partir de este momento.

Todo lo que sé sobre Daniel Villalobos

Para mí es un verdadero honor estar esta mañana con ustedes presentando este libro de mi amigo personal Daniel Villalobos.

Al momento de escribir estas líneas no sé si estaré enfrentado a una audiencia gigante a sala llena o frente a un puñado de personas sentadas de manera dispersa en una sala demasiado grande. Por la hora y día de este lanzamiento (un sábado en la mañana) y por mi experiencia previa como editor de publicaciones del festival de cine de Valdivia, asumo que los que estamos acá somos pocos, por lo que intentaré de que lo que diga a continuación sea lo más personal, privado e íntimo que pueda decir sobre mi amigo personal Daniel Villalobos.

Antes de entrar en materia sobre el libro, lo primero es dejar en claro quien es Daniel Villalobos, y es por eso que he decidido llamarle a este texto que escribí

TODO LO QUE SE SOBRE DANIEL VILLALOBOS

La intención de hacerlo es clarificar a ustedes -público de la audiencia- de quien se trata este autor que Noise Media decidió publicar este libro y que el Festival de Valdivia ha querido dar un espacio para presentar en esta agradable mañana de sábado mientras buena parte de los asistentes del festival está recuperándose de una resaca de las celebraciones de alguna fiesta de alguna película que tuvo su estreno anoche.

Daniel Villalobos es periodista, escritor, guionista y crítico de cine.

Daniel Villalobos nació en Temuco. Es sureño y estudió periodismo en la Universidad de la Frontera.

Tengo poca claridad si acaso Daniel alguna vez trabajó como periodista en algún medio de comunicación. Lo más probable es que alguna vez haya tenido que hacer la práctica en algún medio infesto haciendo alguna tarea miserable como asistente del asistente del alumno en práctica, o bien, que a modo de la propia mitología que se construyen los escritores, se haya inventado que hizo crónica policial y reporteó crímenes y crónica roja, lo que siempre se ve bien en el currículo de todo escritor, tanto como poner que fue boxeador, condujo un taxi o hizo crítica de rock.

Me consta que Villalobos no tiene auto ni sabe manejar, dudo que alguna vez haya sido boxeador, y que el rock le parece un ruido bobo de gusto de niñitas. Así que nada de eso hizo.

Lo que sí hizo fue ser crítico de cine. Creo que lo sigue siendo. No lo sé. Se lo podríamos preguntar.

Daniel fue crítico de cine en el diario La Tercera, y compartimos páginas como críticos por varios años. Tambien hicimos un podcast de crítica de cine, que estaba alojado en una página web o emprendimiento online financiado por Andrés Valdivia, acá presente, llamado Podcaster. Nuestro podcast, que grabamos religiosamente cada semana durante dos años se llamaba ANALIZAME, igual que un blog de cine que mantuve por más de cinco años.

ANALIZAME, el podcast, fue mi experiencia laboral más larga con Daniel.

Nos juntamos en su casa a grabar comentarios y conversaciones de cine frente a un computador por casi 100 capitulos. La idea de ese podcast era hablar de peliculas que se estrenaban cada semana, y divagar sobre aquello que veíamos.

Debo decir que disfruté mucho haciendo ese podcast con Daniel, y fue entonces que descubrí dos cosas sobre él que me siguen asombrando hasta hoy: su agudísima inteligencia y capacidad de análisis, y lo muy en desacuerdo que estoy en casi todo lo que opina sobre cine.

Hablemos sobre lo primero. Su agudísima inteligencia y capacidad de análisis.

Daniel es un cinéfilo profundo. La razón porque me gustó mucho hacer un podcast de cine con él fue porque es de los pocos críticos de cine que hay en Chile con quien reconocía un apetito por el cine similar al mío. Daniel es apenas un año mayor que yo (increíble pero cierto, porque claramente yo me veo al menos 5 años más joven) y creo que compartimos habernos criado como cinéfilos viendo peliculas en televisión, en VHS, en el TV cable, en el cine –evidentemente- y posteriormente, en películas pirateadas o bajadas por internet.

Es decir, creo que no me equivoco al decir que los dos somos cinéfilos todo terreno. Por eso me gustaba hacer el podcast con Daniel: sentía que habíamos visto las mismas películas, o al menos, la misma raza de películas bastardas, olvidadas, dementes y exquisitamente delicadas.

Hay otra razón más: Daniel es un excelente resumidor de la trama de las películas que ve. Debe ser el mejor en Chile, por seguro. No hay nada más placentero que escuchar a Daniel que te diga de qué se trata una película. A diferencia de mí, tiene una memoria prodigiosa y un gusto por los detalles que hace que su relato de lo que se trata una película sea ajustado y delicioso, y –habitualmente- mucho mejor que las películas que recuerda.

Por eso no me sorprende que haya escrito sobre Michael Mann. Pero ya volveré al tema del libro que nos convoca esta mañana. Primero necesito decir un par de cosas más sobre Daniel.

Daniel, al igual que yo, es de provincias. Él es de Temuco, sureño, criado con Nescafé con Leche y cocina a leña. Yo soy viñamarino, criado con Nescafé con Leche y recagado de frío, porque como sabrán –a diferencia de la gente sabia del sur- en Viña nunca nadie tiene una estufa en su casa porque vivimos en la fantasia de ser una ciudad calurosa que no somos.

EL punto es que Daniel, tal como yo, es de provincia, y dedicó un bellísimo libro a su infancia dickensiana llamado «El sur», una de las novelas no-novelas más bellas publicada en Chile en los últimos años.

A continuación les voy a leer lo que escribí sobre el libro de Daniel en una reseña en Amazon.com, sitio donde pueden comprar y descargar su novela no-novela. Les recomiendo que la lean en el caso de que aún no lo hayan hecho.

Esto escribí como cualquier usuario.

Le puse a mi reseña: «El mejor escritor chileno de su generación».

COMILLAS

“Leí este libro dos veces: primero en papel cuando recién se editó, y ahora de nuevo en Kindle. La primera vez me reí a carcajadas con las crónicas que hace Villalobos de la miseria pero también del candor de haber vivido su infancia en la salvaje provincia, en particular de sus relatos de internado. Recuerdo que admiré la solidez y la simpleza de su escritura, además de su descripción querendona que hace por la gente de trabajo. En esta segunda lectura me pareció un libro mucho más maduro y emotivo que la primera lectura. Me pareció estar frente a un clasico que se conecta con Dickens, con Papelucho, con «Cuenta conmigo», pero también con Carver y Cheever, y por cierto, con Manuel Rojas. Pero no porque se parezca a alguno de ellos, sino porque sentí que conecta con cada uno de ellos en las fascinación honesta y transparente ante la vida y el misterio de los actos humanos. Una gran novela que junto a lo que escribe Mellado y Bisama hace recuperar la fe en la literatura chilena”.

FIN DE COMILLAS

Nunca supe si Daniel leyó esta reseña porque nunca me la comentó. No sé si le pareció errónea, o le dio vergüenza o le pareció ajustada pero mencionarla lo habría obligado a un incómodo momento de conversación a la que no estaba dispuesto a acceder. Por eso la leo ahora, para que al menos pueda asegurarme que Daniel sepa lo que pienso sobre «El sur».

Daniel escribió otro libro que publicó este año, una novela de ciencia ficción llamado «El tren marino» pero no puedo decir nada de ella porque aún no la he leido. Quizás la hubiera leido si me hubiera invitado a presentarla cuando la editó este año, pero no lo hizo, y en venganza decidí no leer la novela hasta el próximo año.

Así soy yo. Escorpión y por lo tanto, secretamente vengativo.

Supongo que Villalobos lo intuye y por eso me invitó a presentar este, su tercer libro. Un libro de cine.

Un libro sobre el cine de Michael Mann.

Un libro sobre las películas del director norteamericano Michael Mann.

Debo decir que antes de leerlo tenía dudas si este seria un libro que me gustaría.

Michael Mann es un director que me gusta mucho pero no es un de mis directores favoritos.

Sé, por los podcast que grabamos en conjunto, que a Daniel sí le gusta mucho. Y entiendo que para hacer este libro volvió a ver todas sus películas.

El libro llamado MICHAEL MANN: UN MAPA DEL MUNDO es un texto arriesgado, pero no porque sea arriesgado escribir de cine, sino porque se adentra en un territorio que a mí me produce mucha distancia: la monografía sobre directores norteamericanos.

Debo explicar por qué.

Por años, como cinéfilo, cayeron en mis manos libros despreciables sobre cine norteamericano escritos habitualmente por criticos de cine españoles de dudosa calaña.

Esos libros empeoraban cuando se trataban de autores contemporáneos.

Siempre me llamó la atención y me pregunté por qué se editan tantos libros así en España. El cine de Francis Ford Coppola, las películas de Tim Burton, el cine de Ridley Scott… o peor, Las películas de Sharon Stone… es una raza bastarda de libros llenos de ideas sonsas y antojadisas de directores actuales escritos por críticos de cuarta que repiten de memoria ideas mejor expuesta por otros criticos en otros libros, y que completan con sus propias opiniones clichés que nadie les preguntó pero a las que dedican páginas y páginas y páginas.

MICHAEL MANN: UN MAPA DEL MUNDO, el libro que nos convoca esta mañana, no es así.

Por el contrario, casi no es un libro de cine.

Es casi una novela.

O un libro de 10 cuentos, cada uno dedicado a una película distinta de Michael Mann.

Pero no se trata de cuentos convencionales, con un pie forzado donde por ejemplo los personajes van a ver películas de Michael Mann, o trabajan en un videoclub tarantinesco o algo así.

No, gracias a Dios el libro de Daniel no es así.

MICHAEL MANN: UN MAPA DEL MUNDO es un libro de cuentos de una manera más sofisticada.

Como si se tratara de una novela de Bret Easton Ellis, el narrador de MICHAEL MANN: UN MAPA DEL MUNDO pertenece a un narrador que nos viene a contar a su manera las películas que hizo Michael Mann en su carrera de director, y al momento de hacer su relato, al momento de contarnos las tramas, la ajusta, la remodela y la critica, y nos dice algo más del mundo del director, pero sobre todo del mundo a secas.

“Los héroes de Mann son, en buena medida, su oficio”, dice Daniel temprano en las primeras páginas del libro, y eso es absolutamente cierto. Yo agregaría, como en las películas de Howard Hawks, los personajes tiene un alto concepto de sí mismos a partir de un deber secreto, estoico y personal. Son personajes que hacen muy bien su trabajo. Y lo hacen con pasión, esa clase de pasión incomprendida por quienes los rodean y eso le trae costos personales.

Después de terminar este libro fascinante, entretenido y certero, me alegró confirmar que el mismo Daniel es un personaje de una película de Michael Mann. Daniel, tal como los héroes de Mann (tal como Neil McCauley, tal como Jeffrey Wigand, tal como Lowell Bergman y Will Graham) en buena medida es su oficio. Daniel es hijo de una disciplina autoimpuesta, rigurosa, detallista y autoconciente. Uno puede leer este libro, entonces, como una autobiografía de su autor escrita en clave cinéfila, y es igualmente fascinante. Es, así, un excelente segunda parte de «El sur», la no-novela autobiográfica de Daniel de las que les hable hace un momento.

Finalmente debo confesarles que corro un riesgo muy grande al momento de hacer la presentación de este libro. Perfectamente alguien podría hacer una lectura de lo que estoy diciendo, y encontrar un subtexto inesperado en mis palabras. A los críticos de cine les encanta hacer eso: encontrar subtextos en las películas, y me imagino que en esta audiencia hay críticos de cine.

Imagino que Daniel, como buen crítico de cine, también sospecha lo mismo y es por eso que me invitó a presentar este libro: solo porque el lanzamiento se hace a cientos de kilómetros de Santiago, en una sala que espera que este semi-vacía y de la que no quedará registro de lo que yo diga.

Sé que corro ese riesgo, pero no me importa. Daniel es mi amigo, lo adoro, lo admiro, lo respeto, y el puto libro le quedó muy bueno. Qué se jodan los críticos de cine.

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