Categorías
CRITICOS INVITADOS LIBROS PODCAST

Ruffinelli y el cine latinoamericano

La semana pasada en la librería Qué Leo de Bellavista fue el lanzamiento de «América Latina en 130 películas», el último libro de la colección de cine de la editorial Uqbar (con quienes lanzamos los libros de críticos de cine como Adrian Martin y Kent Jones en el Festival de Cine de Valdivia todos los años). Ascanio Cavallo es el director de esa colección y estuvo entre los presentadores del libro (junto a la editora Isabel Buzeta, el ministro de cultura Luciano Cruz-Coke y el productor Bruno Bettati), para lo cual escribió el siguiente texto que gentilmente nos cedió para publicar en este sitio. Más abajo, por cierto, pueden encontrar un capítulo del podcast de este blog en el que entrevistamos a Ruffinelli y nos preguntamos por qué es tán difícil encontrar estas películas y la situación histórica del cine en América Latina en general. –GM

América Latina en 130 películas, ni una más, ni una menos

Presentación “América Latina en 130 películas”
Uqbar Editores
23 de junio de 2010

El libro que presentamos hoy es, ante todo, una reivindicación. En la literatura mundial sobre cine, las películas de América Latina han sido extensamente subvaloradas, no sólo en términos cualitativos, sino incluso cuantitativos. En la producción de los años 40 y 50, cuando ya Hollywood se había apropiado de los principales mercados mundiales, la producción conjunta de Argentina, Brasil y México –sin contar los demás países de la región- representaba más de dos tercios de la producción de EE.UU., superaba a la de India y se parecía a la de Japón y Hong Kong. Millones de personas veían este cine en toda la región, y no eran pocas las que, en una época en que aún no se superaba el analfabetismo, sólo podían ver este cine hablado en su lengua.

A pesar de esta contundencia, la literatura especializada –en su mayoría anglocentrista o eurocentrista- ha mostrado una ignorancia o un desdén olímpicos. Por sólo citar unos casos: The Oxford History of World Cinema, considerada una obra erudita, con 840 páginas, dedica al cine latinoamericano un total de 15 páginas. A History of Film, de Virginia Wright Wexman, le asigna 9 dentro de 480, en un apartado llamado “América Latina y Africa”.

El desprecio se extiende al juicio crítico. En The Hundred Best Films of the World, de Manfred Leier, no figura ni una sola película de la región. Tampoco en las famosas 100 Mejores Películas, de John Kobal. El gran Gilbert Adair sólo registra en Flickers, su celebración del centenario del cine, una película de nuestro Raúl Ruiz: La hipótesis del cuadro robado, filmada en Francia.

En sus momentos de mayor indulgencia, estos críticos y estudiosos le han dedicado alguna atención al llamado Nuevo Cine Latinoamericano, el que floreció a partir de los años 60. También han mostrado algún interés por la producción más reciente, que circula por los festivales, pero muy rara vez por las pantallas comerciales. Y entonces, ¿todo lo que se hizo antes no existió?

Esto es una ofensa –lo digo muy en serio- para los que conocemos las potentes películas sobre la revolución de Fernando de Fuentes, El Prisionero Nº 13, El compadre Mendoza o ¡Vámonos con Pancho Villa! Para los que vimos la fuerza gaucha de Mario Soffici en La pródiga o Prisioneros de la tierra. Para los que hemos visto cómo Alejandro Galindo problematizaba el orden conservador en años muy tempranos, en ¡Esquina, bajan! o Una familia de tantas. Para los que seguimos admirando la sólida obra de Leonardo Favio, Luis Alcoriza, Nelson Pereira dos Santos o David José Kohon.

Los que vinieron después –Julio García Espinoza, Miguel Littin, Raùl Ruiz, Arturo Ripstein, Jaime Humberto Hermosillo, Carlos Reichenbach- y también los novísimos, los que están hoy en plena actividad –Fernando Meirelles, Claudia Llosa, Alicia Scherson, por sólo nombrar unos pocos- no nacieron de la nada, ni siquiera cuando se trata de vanguardistas. Todos ellos se insertan en el ancho río de un cine latinoamericano que, con todos sus altibajos, merece recuperar el lugar que le ha sido arrebatado en la historia del cine mundial.

Esto es lo que ha hecho Jorge Ruffinelli con “América Latina en 130 películas”: visibilizar ese río, mostrar su envergadura y su magnitud desde 1925 hasta nuestros días, dejar patente –con la sola selección de los títulos, pero también con sus comentarios siempre informados y agudos- que hay un tronco común en estas películas surgidas de más de una decena de países.

No podría ser más apropiado que fuese Ruffinelli quien emprendiese esta reivindicación. No hay hoy en el mundo quien conozca de manera más extensa –y también profunda- la producción latinoamericano, y no sólo por su colección de más de 16 mil títulos, sino sobre todo por su dedicación paciente y sostenida a mantenerse siempre al día.

La primera vez que conversamos sobre esta idea, pensé, con toda franqueza, que era demasiado amplia para concretarla y que, en todo caso, pasaría mucho tiempo hasta tener un mínimo proyecto. Menos de un año después recibí de Ruffinelli la notificación de que ya casi estaba listo. Será la última vez que minusvalore la devoción y la inmensa capacidad de trabajo de este representante que tenemos los latinoamericanos en la Universidad de Stanford.

Pero no quisiera dejar pasar la oportunidad de decir que este libro también es una reivindicación producida por Uqbar Editores. Y lo digo porque su Colección de Cine –a la que pertenece este volumen- no sólo es la más voluminosa que se esté produciendo en el continente y en habla hispana, sino que empieza a ser una de las más sólidas del mundo (o, si prefieren, del mundillo del cine), cuando ya entera diez títulos publicados, todos en un formato de altísima calidad.

Por favor, no tengan en cuenta el hecho, más bien casual, de que yo sea el director de la Colección. Tengan en cuenta que estos libros se han producido sin ningún apoyo oficial, sin ningún fondo estatal, sin ni siquiera un centavo de los recursos públicos, y me temo que incluso sin que ninguna autoridad de la cultura se haya dado por enterada hasta ahora. En el colmo del desafío, hace dos años, un libro de esta colección, con apoyo del Festival de Valdivia, fue un texto inédito (en cualquier idioma) de un crítico australiano, uno de los más importantes de la actualidad (Adrian Martin: Qué es el cine moderno): un libro hecho desde Latinoamérica antes de que las metrópolis del norte siquiera lo intentasen.

Como la empresa que ha tomado todos los riesgos en estos libros insólitos, creo que Uqbar Editores merece un reconocimiento en conjunto con el que desde luego merece Jorge Ruffinelli, hasta ahora el más prolífico de sus autores adoptivos.

Ascanio Cavallo

Y acá, la conversación con Ruffinelli: