Categorías
CINE CHILENO CRITICOS DOCUMENTALES EN CARTELERA

LAS CRITICAS: ‘Gatos viejos’, ‘El ilusionista’, ‘Mapocho’

Dos gatos viejos y un gato viejo

GATOS VIEJOS de Sebastián Silva y Pedro Peirano: Parece haber cierto consenso en las críticas publicadas esta semana que «Gatos viejos» es una buena película, aunque con reparos en particular con ciertas actuaciones. Para Antonio Martínez en Wikén de El Mercurio, «es una gran película durante un largo rato, sobre todo cuando se sostiene con dos protagonistas y paciencia oriental», aunque opina que Catalina Saavedra y Claudia Celedón «un poco caen en la trampa de la sobreinterpretación» en sus personajes. Le da 4 de 5 estrellas. Alejandro Alaluf en La Tercera destaca el terror ante la demencia senil como uno de los centros dramáticos de la película. «El tono de la cinta es extremadamente naturalista (lo que es bueno) aunque a ratos bordee el ritmo teatral (no tan bueno)». Leopoldo Muñoz en LUN (que le da un «regular», 3 de 7) destaca «la creación de una tensa atmósfera» en torno al personaje de Bélgica Castro como «el atributo más notable de la película», aunque discute «el uso inofensivo de la cámara que apenas alcanza a constituirse como un medio de descripción», y hace algunas anotaciones sobre la verosimiltud del final (claramente, para leer después de vista la película). Ana Josefa Silva en La Segunda también la califica de «regular» (3 de 8), aunque el texto es mucho más severo con la película de lo que parece en esa nota. Considera que «hay personajes totalmente sobrantes, ciertas reiteraciones majaderas y algunas escenas desconcertantes», y que Catalina Saavedra construye «más un estereotipo que un personaje». En definitiva, establece que la película es un «gran paso atrás» con respecto a «La nana», y que «talento existe pero hay que recuperar el camino».

EL ILUSIONISTA de Sylvain Chomet: Esta postergada animación francesa del director de «Las trillizas de Belleville» finalmente logró encontrar espacio para ser estrenada en la cartelera local y es saludada con entusiasmo por la crítica local. «Una pequeña obra maestra» dice Andrés Nazarala en su crítica en La Segunda. «Esto es un homenaje a un arte relegado, esa vieja animación de puño y codo que parecía estar en constante diálogo con la tradición pictórica». Pablo Marín de La Tercera la llama «una silenciosa máquina de recolectar nostalgias». Y agrega: «Chomet se vale de la ligereza del trazo -hermanado con la elocuencia del color-, de lo acompasado del movimiento y de lo penetrante de una emoción que tiñe este filme sui géneris en su tristeza y desolador en su activación de la memoria». Ernesto Garratt de Wikén intenta contener su entusiasmo: «Esta es la mejor película en meses en cartelera, tal vez la mejor del año». Lo resume así: «Casi sin diálogos, con fondos pintados de preciosos diseños, y con trazos certeros y justos y, obviamente, una animación tradicional prolija, Sylvain Chomet rescata del olvido la figura de Jacques Tati con maestría, buen gusto y una idea que ya no se ve en las salas de cine: la dignidad del perdedor. Una pieza maestra». Finalmente, Gabriel Bahamondes de LUN considera que es una «animación elegante pero fría», aunque la califica con un «Buena» (5 de 7).

MAPOCHO de Santiago Elordi: Gabriel Bahamondes de LUN (Buena, 5 de 7) saluda «la interesante mezcla de ficción y documental», donde lo más sorprendente del recorrido del protagonista son «los contrastes de la ciudad»; Garratt en Wikén la llama «cine arte» pero lo dice como si fuera un improperio [«(…) hay aportes visuales y una intención de criticar y montar un retrato hablado del Chile de hoy. Pero hay que ser claro: Es una pieza de cine arte interesante pero de difícil acceso para un público menos atento»]; Pablo Marín en La Tercera recuerda que Santiago Elordi fue uno de los fundadores de «Noreste», el diario poético de finales de los ochentas, y el dato no le parece menor en esta película que recorre el río Mapocho de punta a cabo acompañando a su protagonista norteamericano, Robert Bruce: «Es el sentido de continuidad del trayecto lo que va dotando de sentido a esta propuesta, que se escapa de lo que entendemos por documental. Y acaso la etiqueta docu-ficción tampoco le acomode. Especialmente, cuando está dedicada a la memoria de Robert Bruce: como pasaba con Noreste, esto podría no ser verdadero ni falso, sino una manifestación poética».