Steven Soderbergh está haciendo noticia con su última película, «Bubble», un triángulo amoroso entre los trabajadores de una fábrica de muñecas en el medio de Estados Unidos, y que se ven envueltos en un asesinato. La película está implementando un experimento de marketing: la estrenan en salas, la dan en la tele y sale en DVD en la misma semana. El camino, dicen, es una forma de terminar con la piratería. El siempre equivocado (aunque a veces le achunta) Roger Ebert dice que «Bubble» es una obra maestra, lo que es bien dudable si uno recuerda las otras películas chicas de Soderbergh. Pero en fin. Quizás la mejor noticia sobre piratería es esta: un documentalista demandó a la MPAA, la asociación de compañía productoras de Hollywood, cuando descubrió que la copia de su documental que había dejado en la MPAA había sido pirateado por los ejecutivos de la asociación «para verla». Recordemos que la MPAA es el mayor enemigo de la piratería en el mundo, y son los que pagan esos feos avisos que vemos en los cines y en los DVDs que arrendamos.